__Historia
Natural ///
Arboles*
Árboles de los Valar
Cuando Melkor destruyó las Lámparas de los Valar, que habían
iluminado el mundo, los Valar abandonaron la Tierra Media y
fueron a las Tierras Imperecederas. Allí establecieron un
segundo reino, al que llamaron Valinor, y Yavanna, la Dadora de
Frutos, se sentó en el verde montículo de Ezellohar, próximo a
la dorada puerta occidental de Valimar, y cantó, mientras que
los Valar permanecían sentados en sus tronos del Anillo del
Juicio, y Nienna la Plañidera bañaba en silencio la tierra con
sus lágrimas. Se cuenta que primero surgió un árbol de plata y
luego un árbol de oro: resplandecientes de brillante luz,
crecieron hasta ser tan altos como montañas. Telperion era el
mayor de estos árboles y tenía hojas de verde oscuro y
brillante plata. En sus ramas había multitud de flores plateadas
de las que caía un rocío argentífero. En alabanza, se llamaba
también a Telperion Ninquelótë y Silpion. Laurelin, el más
joven de los Árboles de los Valar, era la «canción dorada».
Sus hojas estaban perfiladas de oro, pero eran de un verde claro;
sus flores eran como trompetas y llamas doradas, y de sus ramas
caía una lluvia de luz dorada. En alabanza, Laurelin era llamado
también Culúrien y Malinalda, el «árbol dorado». Así fue
que estos dos árboles crecieron en las Tierras Imperecederas e
iluminaron la región con oro y plata. A partir del ritmo de los
Árboles de los Valar comenzó la Cuenta del Tiempo, porque antes
no se había medido el Tiempo, y así comenzaron los días y años
de los Árboles, que duraron muchas largas edades -mucho más
tiempo que los años de las Estrellas y del Sol. La Luz de los Árboles
gemelos en las Tierras Imperecederas era eterna, y quienes vivían
bajo ella se veían ennoblecidos y llenos de gran sabiduría.
Pero, transcurrido un tiempo, Varda, quien excavó pozos a los
pies de los Árboles para recoger los rocíos de Luz, cogió la
luz plateada de Telperion y subió a la bóveda celeste y volvió
a alumbrar a las débiles estrellas. Las hizo más brillantes y
los siervos malignos de Melkor en la Tierra Media se
amedrentaron. Bajo esta Luz de las Estrellas aparecieron los
elfos. Aunque la vida de los Árboles de los Valar fue larga,
Melkor hizo un pacto con Ungoliant, la Gran Araña, y los Árboles
fueron quemados con llamas de hechicería, y se les extrajo la
savia de su vida. Su Luz fue extinguida y no quedaron más que
los tocones y raíces, ennegrecidos y emponzoñados. Apenados,
los Valar se acercaron a los Árboles y de sus restos
carbonizados surgió un único fruto dorado y una única flor de
plata. Se los llamó Anar, el Fuego Dorado, e Isil, la
Refulgente. Aulë el Herrero fabricó unas grandes linternas
alrededor de estas radiantes luces para que no se apagaran, Manwë
las santificó y Varda las elevó a los cielos y las colocó en
una trayectoria sobre las tierras de Arda. Así, estos pequeños
fragmentos de la Luz viva de los Árboles de los Valar llegaron
al mundo y se los llamó el Sol y la Luna. Pero los Árboles no sólo
permanecieron en ellos en el mundo, sino que Yavanna hizo la
especie de árboles Garathilion a imagen y semejanza de
Telperion, aunque de ellos no emanaba luz. Entregó este tipo de
árbol a los elfos de Tirion, quienes lo llamaron el Árbol
Blanco de los eldar. Uno de dichos árboles fue Celeborn, que
floreció en Tol Eressëa y que produjo la plántula que los
elfos dieron a los hombres de Númenor. La plántula se convirtió
en el árbol llamado Nimloth el Hermoso, el Árbol Blanco de Númenor,
que creció en el palacio real hasta que el rey Ar-Pharazôn lo
destruyó. Pero un príncipe llamado Elendil el Alto cogió un
esqueje de Nimloth y lo llevó a la Tierra Media. Su hijo plantó
primero el fruto de Nimloth en Minas Ithil, en Gondor, y hasta la
Cuarta Edad del Sol florecieron los Árboles Blancos de Gondor.
Aunque en tres ocasiones pereció un Árbol Blanco, debido a la
guerra o la plaga, siempre se encontró un esqueje y el linaje
nunca se extinguió. Estos Árboles Blancos eran un nexo viviente
con el pasado más remoto de las Tierras Imperecederas, y eran
signo de la nobleza, la sabiduría y la bondad de los Valar
llegadas a los hombres mortales.
Neldoreth
Entre los árboles más queridos de la Tierra Media se encontraba
el que los elfos llamaban neldoreth, pero que los hombres conocían
como haya. Según las historias de la desaparecida Beleriand, las
grandes estancias de Menegroth, las Mil Cavernas poseían
columnas talladas a imagen y semejanza de las hayas que crecían
en el bosque de Neldoreth. Y los elfos apreciaban aún más al
neldoreth porque se asemejaba a Laurelin, el Árbol Dorado de los
Valar. El haya de triple tronco de Doriath, llamada Hírilorn,
fue el neldoreth de mayor tamaño que creció en la Tierra Media,
y en ella se construyó la casa protegida de Lúthien.
Vardarianna
El país de Númenor fue bendecido en sus principios con los
regalos de los Valar y los eldar. Entre los regalos de los elfos
estaban los muchos árboles de hoja perenne y aromáticos
llevados a Númenor por los elfos del mar, o teleri, desde la
isla solitaria de Tol Eressëa. Eran muy apreciados por el
celestial perfume de sus flores, hojas, cortezas y madera. Entre
estos árboles se encontraba el vardarianna, que, como su nombre
implica, era un árbol «amado por Varda», la Reina de los
Cielos.
* Basada en la Enciclopedia de Tolkien de David Day, información personal, el Señor de los Anillos, el Hobbit, Mapas de Tierra Media, etc.