__Historia Natural /// Plantas*


Athelas

Entre las muchas historias que recoge el «Libro Rojo de la Frontera Oeste», se encuentra parte de un poema de los elfos grises que se refiere a la hierba curativa athelas. El significado del poema se perdió con el paso de las edades, menos para los hombres más sabios, aunque en la época de la Guerra del Anillo la hierba seguía siendo un remedio popular para curar pequeños achaques corporales. En los terribles días de aquella guerra, Aragorn, hijo de Arathorn, descendiente legítimo de los reyes de Númenor, de donde procedía la mágica hierba, llegó al reino de Gondor. Aragorn, que tenía las manos curativas de aquellos reyes, arrojó las largas hojas de la hierba en calderos de agua hirviendo y liberó su verdadero poder. La fragancia de los huertos, la frescura de la nieve en la montaña y la luz de una estrella rota se derramaron en las oscuras estancias donde descansaban las víctimas de heridas envenenadas y de la magia negra; y el largo trance que se había apoderado de ellas se rompió antes de llevarlos a una maligna muerte. Por eso los hombres llamaban a la athelas «hojas de reyes» y su uso por parte de un verdadero rey de Númenor era una señal de que pronto le llegaría el fin al máximo mal de Mordor, al este de Gondor, que amenazaba a la Tierra Media.

Galenas

En el país de Númenor crecía la hierba de hoja ancha llamada galenas, que era apreciada por la fragancia de sus flores. Antes de que ese país fuera engullido por el Mar Occidental, los marineros de Númenor la llevaron a la Tierra Media, y allí creció en abundancia en las cercanías de los asentamientos de los descendientes de los númenóreanos. Los hobbits cogían las anchas hojas de las galenas, las secaban y las cortaban. Luego las encendían en pipas de larga caña. Ésta era la hierba nicotiana, más tarde conocida en la Tierra Media como hierba para pipa. La fumaban corrientemente los hobbits, los hombres y los enanos, y todos encontraban una gran satisfacción en ello.

Zarzas de Mordor

En la Tierra Negra de Mordor estaba Gorgoroth, donde se albergaban el crisol y la forja del Señor de los Anillos, Sauron. Se decía que nada crecía en aquel suelo envenenado, pero en ningún otro lugar de la Tierra Media crecían las zarzas tan grandes y feroces. Las zarzas de Mordor eran horribles, con espinas de hasta treinta centímetros de longitud afiladas como dagas de orcos, y se extendían por la región como si fueran rollos de alambre de acero.

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* Basada en la Enciclopedia de Tolkien de David Day, información personal, el Señor de los Anillos, el Hobbit, Mapas de Tierra Media, etc.